viernes, 1 de octubre de 2010

En el tiempo

Una noche tuve una horrible pesadilla. Me senté en la cama llorando porque veía muchos niños sufriendo por algo que no comprendía. Observé divisiones territoriales y en cada espacio bebés de cada raza... todas las posibles combinaciones. Vi destrucción por terremotos y guerras... gente entre los escombros, gritos desesperados. Sabía que morían de hambre, allí, espectadora impotente.
Del otro lado, nenes saludables, con abundante comida que despilfarraban porque estaban saciados... nadie quería más y la botaban. Había un cartel sobre el suelo que tenía el nombre de mi país y percibí ira en el ambiente, como una presencia que se alzaba sobre todo el mundo.
Subí, y desde el espacio observé todo el planeta. Una mano grande, colocada sobre la Tierra, lista para destruirla. Entonces supliqué con gran angustia porque no quería que los pequeños muriesen y pedí por ellos alegando su inocencia. Cuando no aguantaba más, la mano se retiró. Y desperté.

Unos quince años después, estaba sumida en una fuerte depresión. Tenía problemas laborales y mamá estaba gravemente enferma. Caí en una situación alarmante, no deseaba hablar con nadie, no quería visitas, lloraba contínuamente y permanecía acostada. Creyendo que moría, un día decidí aceptar a Jesús como mi salvador. Confieso con vergüenza que lo hice como último recurso porque ya en mi casa tenían pena de llevarme a cada momento a la clínica y porque los médicos decían que no tenía nada. Pero aquella decisión cambió drásticamente mi vida.
Una madrugada me despertó una serenata... personas que a lo lejos, con unas voces suaves entonaban una melodía que me mantuvo extasiada un rato, hasta que me di cuenta de que aquellas voces estaban en el cuarto o dentro de mí. Recuerdo el "aleluya", el "victoria"... palabras en una canción demasiado bella para poder expresarla con claridad. Imposible retener algo tan sublime.
Esa mañana marcó el comienzo de muchas mañanas musicales. Y comencé a pasar los días cantando lo que oía en esas albas prodigiosas.

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