viernes, 23 de septiembre de 2016

Los hijos del Rey

Dios se entristece cuando somos escasos con nosotros mismos. Él es el Rey y  al ser hijos de un rey somos grandes herederos. Él es el dueño del mundo, de todo cuanto existe; somos entonces los hijos del dueño, los hijos consentidos del mayor gobernante que ha existido jamás. Y así como los padres sufrimos porque nuestros niños carecen de alimentos, ropa, o porque tienen dolencias, Él sufre cuando nosotros decimos que "no hay". Esa negación nos vuelve pobres. Estamos negando así su herencia maravillosa, la abundancia que nos pertenece.
Aseveremos pues que todo lo que hay en el mundo es nuestro. Pronunciemos esa abundancia a viva voz porque es la manera de creerlo y traerlo al presente.